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IFÁ: ¿CLARIDAD U OSCURIDAD?

Según Souza H, A (S/F): Òrúnmìlà dice que la luz del día no se demora más de lo acostumbrado que la noche no se demora más de lo acostumbrado. Fue cuando se lanzó Ifá para orisha cuando venía del Cielo a la Tierra.

Odu de Ifá Babá Eyiogbe Meyi: La oscuridad total, eso fue Orima o Aima, lo primitivo; el reino de Echu.

...Una capa encima de la oscuridad era el cónclave que contenía los cimientos de una existencia subsiguiente.  Dentro del cónclave transparente existía el núcleo de luz, aire, agua, espacio y morada de Oloddumare, o reino de Oloddumare (Dios).

En la plenitud de los tiempos, Oloddumare ordenó a la luz que brotara pronunciando o no yoo y de esa forma El iluminó la totalidad de Orima o lo primitivo. Toda la oscuridad del reino de Echu fue iluminada, él levantó la cabeza para indagar.

-¿Quién es este?  Oloddumare respondió:

“Yo soy Oloddumare y vi que la oscuridad que nos rodea no proporciona la base para la plenitud de la existencia. Por esa razón yo creé la luz para que la vida pueda florecer y embellecer”.

Echu le respondió:

“Yo poseía la inmensa mayoría del espacio, este era todo oscuridad excepto la parte microscópica que usted ocupaba. Acepto que la oscuridad no conduce al desarrollo orgánico de la vida (esto explica que Echu no tiene capacidades creativas), sin embargo prometo moverme libremente bajo la brillantez de la luz, a lo cual Oloddumare accedió”.

Acto seguido Oloddumare continuó con su labor creadora. Plantas, animales y divinidades se multiplicaban y fue aquel el momento oportuno que aprovechó Echu para hacer sus famosas proclamaciones:

Cualquier tipo de vegetación, que florezca bajo el brillo de luz se convertirá en mi terreno de labor y cualquier ser que se cree en la inmensidad del espacio se convertirá en mi sirviente y asistente”.

Este hecho marcó el comienzo de la competencia entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, la franqueza y la confusión, la verdad y la falsedad, la guerra y la paz, la vida y la muerte así como el antagonismo: Oloddumare-Esu.

Después de la pronunciación hecha por Echu a Oloddumare es más fácil entender su papel. Transcurridos varios millones de años desde la creación, el hombre está tratando todavía de realizar la hazaña de eliminar a las fuerzas del mal. Sin embargo, vemos con claridad que el hombre aún no ha estimado la importancia de las famosas proclamaciones de Eehu.

Echu es el elemento dinámico y el principio vital de todo lo que existe pues ayuda a formar, desarrollar, movilizar, crecer, transformar y comunicar, es el funcionario "especial" de relaciones entre el Cielo y la Tierra, es el lingüista, intérprete, supervisor y quien otorga la autoridad y el poder en el sistema adivinatorio de Ifá.

Esta deidad tiene la prerrogativa de multiplicarse transformarse, y mutilar todo aquello que crea Oloddumare, quien no ha podido impedir que more libremente entre los profanos e indefensos mortales.

Según atestigua Ifá, cada ser tiene en su cuerpo su propio Echu y en la mayor parte del cuerpo literario de este sistema de adivinación aparece Echu como elemento activo.

Entre sus tareas está la de resolver todos los trabajos y hallar los caminos adecuados, abrirlos y cerrarlos, y sobre todo, aplicar auxilio y poder para movilizar y desarrollar, no solo la existencia de cada individuo, sino las tareas asignadas y delegadas a cada una de las entidades sobrenaturales. Es quizás a este nivel de interpretación que el profesor Wande Abímbola se refiere a Echu como una fuerza "neutral".

Echu se convierte en el más poderoso controlador y árbitro de sacrificios y ofrendas, y según un pacto con Òrúnmìlà, cuando se le va a sacrificar a un orisha determinado, Echu siempre debe ser servido también y primero. Le gustan las ofrendas abundantes y de la misma forma que es servido él ofrece múltiples y abundantes cosas buenas, es hábil, inteligente, poderoso, fuerte y no acepta que se le ignore.

Es capaz de crear obstáculos en la vida de un individuo para darle a su víctima un chance a que lo reconozca después del cual él podría transformar la desgracia en suerte o viceversa, es capaz de virar a un hijo contra su padre, a una esposa contra su marido, amigos contra amigos, hermanos contra hermanos, hombres contra hombres, naciones contra naciones, puede influir en la mente de un juez actuando en un caso para hacer o estropear la sentencia que afecta a las personas dependiendo de si el individuo le ofreció o no sacrificios.

Echu utiliza a las divinidades a voluntad, porque ellas rehusaron reconocer sus poderes de autoridad. El reconocimiento y sacrificios a esta divinidad es lo que nos permitirá desenredar, poco a poco y sin tropiezos, la madeja que es la vida.

Oloddumare es el Creador al cual debemos dependencia por su eterna grandeza. El Todopoderoso es reconocido por diferentes nombres o acepciones que expresan siempre el reconocimiento a la energía primaria, el poder vital en una forma absoluta, la gran fuerza de todas las cosas. Estos términos se resumen en el vocablo yorubá aché, concepto que también identifica a Oloddumare.

Las cualidades que se le atribuyen son específicas y únicas porque Él es omnipotente, inmortal, omnisciente y trascendente; es el bien en toda la extensión de su significado, Él no creó el mal y no participa de él, por eso Oloddumare solo es feliz con nuestras buenas acciones.

Aunque realmente no hay templos ni sacerdotes de Oloddumare no es correcto decir que las personas no le rinden culto pues entre los yorubás se le concede gran importancia al rezo, la adoración y la invocación. En cada una de sus plegarias, ofrendas, actos de gracias por bendiciones recibidas, proverbios, en fin, en cualquier pensamiento o ceremonia religiosa, está presente el nombre de Oloddumare porque fue Él quien nos dio el aliento de la vida con su poder y autoridad.

Ifá no recoge habitualmente en sus historias que a Oloddumare se le hagan sacrificios, pero el Odu de Ifá Iwori Obara ilustra una situación excepcional en la que se le ofrenda un carnero:

Los musulmanes, atrajeron la ira de Oloddumare cuando intentaron propagar la fe de Dios mediante el derramamiento de sangre. Estos fueron por adivinación y se les dijo que cada uno de ellos debía servir a Oloddumare con un carnero para librarse de su ira y de una plaga.

Así fue como los musulmanes iniciaron la costumbre de sacrificar carneros a Oloddumare en ocasiones festivas en su honor. De esa forma este Odu adquirió el nombre de Iwori O Be Be (acción de ofrecer el carnero a Oloddumare y ser perdonado a la vez).

Esto explica el disgusto de Oloddumare cuando el hombre utiliza su nombre para causar el derramamiento de sangre.

Por su parte el Odu de Ifá Idí Ogundá señala como sacrificio a Oloddumare abundante cascarilla, plumas rojas de gallo y plumas rojas de cotorra al pie de un árbol de la vida o mata de ikines.

Oloddumare prohíbe todo lo negativo o mal realizado, es decir el incumplimiento e infracción de los dos grupos de Leyes Divinas dictadas por él para las deidades y los hombres:

“Nadie debe aprovecharse indebidamente de la ausencia física de Oloddumare, para arrogarse a si mismo su rol como Padre del universo. Todos debemos brindarle a El su debido respeto como e l Creador de todo, o sea, todos debemos comenzar nuestros trabajos en la Tierra rindiéndole debido respeto como nuestro Padre Eterno y nadie debe hacerle a otro la que no le gustarla que le hicieran a él, lo que popularmente se conoce como la regla de oro. No debemos robarnos las propiedades los unos a los otros ya que en el Cielo el castigo por robo es la muerte. No nos mentiremos, no seduciremos a la mujer del otro y no haremos alguna otra cosa que tenga como resultado el dolor o sufrimiento. Se debe resistir el impulso de tomar venganza contra alguien, 'a que una mutua desavenencia debe ser resuelta mediante sentencia comunal del Consejo Divino pues por cualquier cosa que se haga en perjuicio de la divinidad de un semejante se recibirá un castigo diez veces superior. El secreto del éxito será oír siempre a la voz silenciosa de la divinidad llamada Perseverancia”.

Etimológicamente la palabra orisha es una forma abreviada de Ohun ti o ri sa, que significa: el que se compone de pedazos dispersos -según Cannon E. A. Odumuyima.

Otros consideran que proviene de Orise que literalmente significa: la fuente de la cabeza. Ori lnú significa: cabeza interna, fuerza, energía, mientras que se significa: originar, derivar o surgir de, aquel que existe por sí solo dotado de poder y energía universal. Orise es el nombre común para Oloddumare en el distrito de Owo, Nigeria.

Entre los itkiris y los ijaws occidentales, orisha es solo una forma adulterada de Orise.

Oloddumare es el Ser Creador y por debajo de Él hay una jerarquía de Orishas que devienen funcionarios del Todopoderoso y para servir a estas se entiende que fueron creados los seres humanos.

Cuando Oloddumare comenzó su proceso de creación comprendió que necesitaba una fuerza intermediaria entre su gran energía y cualquier cosa que Él creara para lograr que esta sobreviviera, así surgieron Ogbon (sabiduría), Imo (conocimiento) y Oye (comprensión), quienes por orden de Oloddumare volaron para buscar un lugar adecuado donde vivir, pero pasado el tiempo regresaron zumbando como una abeja y alegaron que no lo encontraron. Oloddumare se los tragó y después de miles de años decidió liberarse de ellos por el incesante zumbido que producían. Entonces ordenó a los tres que descendieran (ro) haciendo el sonido (hoo), razón por la que los tres cuerpos celestiales son conocidos como Hoo-ro. Al ser fuerzas vivas altamente cargadas de energía, su descenso se vio acompañado de relámpagos y truenos. Toda la materia sólida se derritió como en una gelatina. Durante un tiempo, Hoo-ro permaneció suspendido en el aire como un huevo y no se derritió, pero entonces cayó a la tierra y se rompió (la).

Finalmente hallaron como soporte idóneo a Orí, considerada la divinidad más importante del panteón yorubá porque es precisamente la deidad personal. Cada ser humano escoge su propio Orí antes de venir a la Tierra y a partir de este momento es el intermediario directo entre el hombre, sus deseos, Ifá y el resto de las divinidades.

“Es Orí quien intercede por nosotros, aprueba o no lo que pedimos, nos acompaña hasta el final de la vida y no sirve a otros”.

En su nuevo estado Hoo-ro se identifica con Ela, la deidad que funciona en el complejo de adivinación de lfá y que está considerada por los yorubás como la encarnación de la sabiduría, el conocimiento y la comprensión en todas las formas verbales y visuales, es la primera fuente reconocida de comunicación y su nombre se intercambia muchas veces con el de Òrúnmìlà. Aunque l:/u es probablemente una deidad separada en su derecho propio, aparecen historias de lfá donde Òrúnmìlà es llamado Ela y las hojas del árbol de la vida, que es la planta que corresponde a Òrúnmìlà, son conocidas también como hojas de Ela.

“Ifá es el sistema del pensamiento tradicional yoruba por excelencia, es el portavoz e interprete entre los Orishas y los hombres, es la expresión condensada del pensamiento, la comprensión y la sabiduría llegada a nosotros de una forma artística, bellamente concebida en forma de parábolas, metáforas y símiles donde las enseñanzas quedan a merced de lo que cada quien interpreta. Aprende y aplica, de lo que cada quien es capaz de metabolizar según su propio análisis y del nivel del pensamiento, comprensión y sabiduría del sacerdote, interprete del oráculo”.

Llegados a este punto no podemos excluir a su máximo estudioso-sabio-ejecutor, Òrúnmìlà.

Esta deidad esta tan vinculada a Ifá que se consideran un solo cuerpo.

Realmente no hay Ifá sin Òrúnmìlà, ni Òrúnmìlà sin Ifá.

Es él quien en el Cielo y en la Tierra ha hecho posible la relación entre II el hombre, el resto de las deidades y Oloddumare.

Ifá está formado por un cuerpo literario que tiene doscientos cincuenta y seis Odus o signos, un gran sistema ceremonial y una prolifera parafernalia.

Òrúnmìlà es, por nombramiento de Oloddumare, la deidad (le la sabiduría y representa.

La rectitud de los principios, el sentimiento del honor, la imparcialidad, la justicia, la consideración, el dominio mental, el dominio emocional, el dominio físico, el dominio de la memoria, la prudencia, la meditación, la pureza, la paciencia, la persuasión, la adaptabilidad, la tolerancia, la humildad, el estudio, la perspicacia, el amor, la sabiduría, la fortaleza. el poder de descubrir y apreciar la belleza, el discernimiento, la veracidad y exactitud, la habilidad, la eficiencia, la unión, la cortesía, el tacto, la decisión, el valor, la jovialidad, la confianza, la calina, el equilibrio, la perseverancia, la reverencia, la devoción y la previsión.

Òrúnmìlà ha planteado que la religión lejos de ser una responsabilidad colectiva es un llamado individual y personal, la creencia y el servicio a Oloddumare son asientos para el alma individual. Si un hombre ama o no a su prójimo, es un asunto de la voz de Oloddumare que clama en él y no un mandato catecuménico. Si uno obra de acuerdo con los mandamientos de las leyes naturales o los violas, es una responsabilidad individual y no colectiva.

Él enfatizó que cada individuo está dotado con un alma individual y no un alma colectiva. El alma de una buena persona no puede comportarse de la misma manera que el de una mala persona. El alma de la persona que prometió en el Cielo venir y hacer del mundo un lugar mejor para vivir no puede inclinarse en la misma dirección que aquella persona que prometió en el Cielo y destruir las cosas buenas del mundo.

Es Òrúnmìlà el testigo de nuestros destinos cuando al venir a la Tierra pedimos a Oloddumare lo que deseamos para la estancia que nos espera en este mundo.

Junto a Òrúnmìlà se encuentra el guardián de la Cámara Interna de Oloddumare, Elenini, la deidad del Infortunio y los Obstáculos, una de las de más alto rango en el panteón yoruba, que es la única fuerza capaz de regir en la forma de la realización de nuestro destino en la Tierra y solo aquellos que son esmerados en rendirle homenaje antes de salir del Cielo, se les suelta la mano para que se ocupen de sus asuntos sin trabas o estorbos. Fue también esta deidad quien proclamó a la humanidad, a través del Odu de Ifá Irosun Meyi, no recordar jamás sus deseos celestiales al llegar a la Tierra y que antes de realizarlos, habría que andar a tientas en la oscuridad y tener muchas dificultades en el proceso.

“El estado de oscuridad está simbolizado por la duración del tiempo que lfá permanece en aceite de palma antes de ser traído a la vida. Esto también simboliza el período de gestación que pasamos en el útero o matriz, durante el cual perdemos todo el recuerdo de lo que planeamos en el Cielo para hacer en la Tierra”.

La presencia del Obstáculo y de Echu nos conduce por el camino necesario del sacrificio y la ofrenda.

Dado que Echu infiltra las mentes de los seres creados por Oloddumare, este creó a Orichanlá con el objetivo de contrarrestar esa influencia negativa y lo nombró su representante en la Tierra, pues las propias divinidades, mayores y menores, habían caído víctimas de dicha influencia.

Todas las Orishas tienen características y poderes individuales otorgados a ellas por Oloddumare.

Desde los elementos de la naturaleza hasta las enfermedades que padecemos cotidianamente responden a una fuerza celestial. Aspectos tan elementales como la casa donde vivimos tiene su equivalente y referencia en una deidad. Es también siempre la energía de una deidad quien nos acompaña en el viaje que realizamos del Cielo a la Tierra junto con el Odu de Ifá que regirá nuestra vida y el Echu correspondiente a ese Odu.

Otra fuerza que los seres humanos no pueden obviar es la que se desprende del culto de los Hechiceros o Ajonjún encabezados por la deidad lyamí Ochooronga. Los brujos no condenan sin una prueba justa y acertada, pero aquellos que ignoran su lugar dentro del sistema planetario y no tratan de ganar su favor pagando su deuda con la humanidad, son los que caen fácilmente víctimas de la brujería

En la escala jerárquica del panteón yorubá después de los Orishas, ocupan su lugar los ancestros o sea, aquellos hombres y mujeres que nos antecedieron y que ya han muerto, pero cuya alma veneran sus familiares y amigos. Los ancestros están cercanos a nosotros y velan por el desenvolvimiento correcto de nuestros destinos. Desde el más allá son una ayuda que, si bien no es material, desempeña un importante papel en la relación del hombre con el mundo espiritual y la relación que se establece entre el antepasado y su familiar vivo sigue considerándose del orden filial actuando como intermediarios entre los Orishas y los hombres.

Estos seres son categorizados en espíritus de luz y espíritus sin luz y el hecho de pertenecer a una u otra categoría se debe a la forma en que vivió ese espíritu cuando ocupaba materia; una buena o mala vida generan una buena o mala muerte y en consecuencia el lugar que ocupará ese espíritu en el Cielo.

Con esto no estamos identificándonos con la idea de los religiosos occidentales acerca del "infierno" puesto que en el cuerpo literario de lfá no hay ninguna información que sustente que este existe. Oloddumare no creó el mal ni lo desea para sus criaturas, por lo tanto se desprende que nodos ponga a arder en llamas eternas. Es aquí en la Tierra donde el hombre intenta depurar la energía negativa que arrastra individual o colectivamente, es en cada uno de los viajes que realiza del Cielo a la Tierra, reencarnando a través del tiempo infinito, que se abre la posibilidad de lograr su mejoramiento astral dependiendo de su discernimiento ya que el ciclo de la vida va evolucionando en busca de la energía positiva de forma inevitable apoyado en el servicio voluntario e incondicional a las deidades y a los ancestros.

Los adeptos del Ifísmo tienen un conjunto de normas a cumplimentar en la Tierra para su mejor desenvolvimiento, tales como:

Efectuar total y fielmente todos los sacrificios correspondientes a su Odu patrón.

Realizar sacrificios al árbol de la vida como base de toda la existencia en la Tierra y así alcanzar tranquilidad y longevidad.

Ofrecer sacrificios al Dinero, pues este es un fenómeno hambriento que hace perecer a quien se acerca a él con gula y avaricia.

Sacrificar un chivo a Echu de forma sistemática para contrarrestar la deuda que posee cada individuo con la humanidad.

Brindarle habitualmente ofrendas a la divinidad de la tierra (Otá Olé).

No quebrantar las leyes o mandamientos divinos.

Los sacerdotes de Ifá no deben pertenecer a ningún club o asociación como medio de manifestación religiosa, sino con el único objetivo de efectuar clases de aprendizaje relacionadas con los Odus de lfá.

Los sábados no deberá efectuarse ninguna ceremonia religiosa relacionada con el Ifísmo.

No se obtiene algo sin ceder equitativamente su igual; a quien obtiene o se le has dado mucho, también se le pedirá de la misma forma su equivalente en tiempo, paciencia y materiales, pues según dice lfá, es imposible ser joven, virtuoso y acaudalado a la vez.

En sentido general, el hombre lucha siempre contra el peligro inminente de muerte, catástrofes, conflictos, disputas, miserias, pobreza y escasez en medio de la ambivalencia que el destino de cada Odu prescribe: sin embargo es bueno saber que la única forma de evadir o contrarrestar a esas fuerzas y arrancarle a la muerte eterna lo mejor a utilizar en la vida efímera, es el sacrificio.

Las doctrinas de lfá enseñan a la humanidad el respeto a la ancianidad, y que la mejor herencia que un hombre puede legar a sus hijos, es la de sus principios y su identidad, pues estos estarán orgullosos de su buen nombre, pero no de su riqueza mal adquirida.

 

 
Adeshina, organo informativo de la Religión Yoruba inscrito en la Dirección de Cultos del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores y de Justicia de la República Bolivariana de Venezuela en fecha 16 de Septiembre del 1.998
 
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